jueves, 20 de mayo de 2021

Un incunable en el archivo


En las llamadas “salas nobles” de nuestra sede tenemos una verdadera joya guardada en su expositor, solo que no se trata de una piedra preciosa, sino de una joya bibliográfica. 
Nos referimos a la edición de la Divina comedia de Dante Alighieri publicada en Venecia en 1491, con comentarios de Cristóforo Landino. Y como este año se cumple el VII centenario de la muerte de este trascendental autor, vamos a dedicarle esta entrada.

Nuestra Divina comedia, como mucho ya habréis observado, es un libro de los llamados “incunables”. El término incunable hace referencia a todos los libros impresos entre 1453, fecha de la invención de la imprenta y 1500, y se emplea este término porque en estos primeros años, la nueva técnica de impresión se hallaba en la “cuna”, en su primera “infancia” y no había alcanzado aún la madurez. 

No exageramos si decimos que Dante Alighieri es una de las figuras más importantes de la cultura medieval europea y su obra la Divina comedia una de las más extraordinarias de la literatura universal. Dante nació en Florencia en 1256 y murió en el exilio en Rávena en 1321.  

El juego político europeo de esta época estaba marcado por el enfrentamiento entre el poder terrenal, representado por el Sacro Imperio Romano Germánico, y el poder espiritual, cuya cabeza era el Papa. A los partidarios del Imperio eran conocidos como gibelinos y a los del papado, como güelfos. 
Dante Alighieri

Dante perteneció a los güelfos blancos y su dedicación política le llevó a un enfrentamiento directo con el Papa Bonifacio VIII que en 1301 tomó por la fuerza la ciudad de Florencia con el fin de anexionarla a los Estados Pontificios. Después de seis días de lucha en los que los güelfos negros destruyeron la ciudad y mataron a la mayoría de sus enemigos, Dante fue condenado al exilio y a pagar una gran suma de dinero. Como se negó, quedó declarado en rebeldía, con pena de que si pisaba la ciudad sería condenado a la hoguera y sus bienes confiscados.
Esto sería un duro golpe para el poeta, que no volvería a pisar su ciudad y no volvería a ver a su mujer, que quedó en ella, para no perder los bienes y poderlos donar a sus hijos.
Esta situación de exiliado, de ir de una ciudad a otra pidiendo favores a sus amigos, de sentirse expulsado del Paraíso, quedará reflejada en su obra, en especial en la Divina Comedia, que fue escrita entre 1306 y 1321. Los últimos versos los escribió pocos días antes de su muerte.
 
La Comedia, que es su verdadero título, tuvo un éxito inmediato, reflejado en las más de 600 copias manuscritas que se conservan en la actualidad. A uno de sus copistas, a Giovanni Bocaccio, es al que debemos el que ahora la conozcamos como Divina comedia, ya que para elogiarla la llamó: “Divina”.
Dante la tituló Comedia, porque argumentalmente es lo contrario a una tragedia, puesto que empieza mal y finaliza bien. Y porque estilísticamente es una obra sencilla, con un lenguaje vulgar, entendido como un lenguaje de la calle. No está en latín, sino en lengua florentina o toscana y es satírica. Y “frente a la alta tragedia de Virgilio, esta no puede ser sino comedia”.
En términos formales es un poema, pero en términos modernos es una novela que narra el viaje de Dante durante una semana por los tres reinos de ultramundo según la concepción católica: el  Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.

Se produce la trama en el año 1300, en la mitad de camino de la vida, con 35 años. Aunque como hemos dicho, la obra la escribió a lo largo de mucho años más.
Está vertebrada en torno al número 3. Consta de 3 partes, 100 cantos: 1+33, 33, 33 y una métrica de 3 versos endecasílabos encadenados.
Cada una de las partes, Infierno, Purgatorio y Paraíso, tiene 9 círculos. Y cada una de las partes termina con la palabra “estrellas”.
En el Infierno, el primer círculo es el limbo y el resto están ocupados por los condenados, distribuidos según los diferentes pecados: incontinencia, violencia y fraude o engaño.
Por el Infierno y parte del Purgatorio, Dante es guiado por Virgilio, al que considera su maestro y modelo.
El Purgatorio sigue la teología católica de los 7 pecados capitales. En este tramo lo abandona Virgilio y aparece como guía su amada Beatriz.
Y por último en el Paraíso es guiado por San Bernardo, cuando Beatriz ya no tiene permitido avanzar más.
 
El libro que guardamos en nuestros fondos es una de las quince ediciones de incunables que se conocen. Y en todas ellas lo habitual era que se incluyera los comentarios de Cristóforo Landino, como sucede en la edición de 1491 que poseemos.

En España la primera traducción y edición en castellano la realizó en 1515 el burgalés Pedro Fernández de Villegas, que descansa muy cerquita de nosotros, en un sepulcro en la Catedral de Burgos. Y la imprimió en el taller de Fadrique deBasilea, que también estaba a escasos metros de donde nos encontramos
Por desgracia, no conocemos la historia de nuestro ejemplar. No sabemos cómo llegó desde Venecia allá por el siglo XV hasta aquí. Ni conocemos quiénes fueron sus propietarios a lo largo de este tiempo ni ningún otro detalle. 

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