lunes, 22 de diciembre de 2014

Alfonso VIII, el rey "burgalés" Parte I

Este año se ha cumplido el octavo centenario de la muerte de Alfonso VIII y de su esposa la reina Leonor, de la que no queremos olvidarnos. Dada la brillantez de este reinado, cabría esperar que el público en general conociera ampliamente la vida y hechos de Alfonso VIII - tataranieto del Campeador - del mismo modo que conoce las líneas básicas de otros reinados. 
Sin embargo, para mucha gente, Alfonso VIII es el débil rey amante de la judía de Toledo, según la perspectiva ofrecida entre otras obras por la dieciochesca Raquel, del extremeño García de la Huerta. Por ello y quizá para subsanar este error, múltiples instituciones han dedicado al monarca exposiciones, conferencias u homenajes con el fin de recordar tan trascendente figura en la historia de la Península Ibérica y en la de nuestra ciudad en particular. 
Nosotros no queríamos ser menos y por ello cerramos el año dedicando esta entrada al que podríamos titular de rey burgalés, aún sin serlo, porque, como veremos, Burgos gozaba como pocas ciudades del aprecio de Alfonso VIII. En Burgos tuvieron lugar los grandes acontecimientos de su vida: la proclamación de su mayoría de edad y el comienzo de su reinado sin tutor y su boda con Leonor. Era en Burgos donde paraba entre uno y otro viaje y donde quiso quedarse por toda la eternidad junto con su esposa e hijos en el panteón real del monasterio cisterciense de Santa María la Real de Las Huelgas donde reposan sus restos. 

 Alfonso VIII heredó de su padre Sancho III el reino de Castilla en 1158. Hacía un año tan solo que su abuelo, Alfonso VII había dividido el antiguo reino-imperio leonés en los dos nuevos reinos de Castilla y de León. Alfonso nació en Soria en 1155. A los 9 meses murió su madre y antes de los tres años, su padre. Creció carente de todo calor familiar, pues además de huérfano, no tenía hermanos y no convivió con tíos o primos. 

Entre los 3 y los 14 años rodó por villas y ciudades castellanas en manos de sus nobles tutores y ayos, los Castro y los Lara, que más que preocuparse por la infancia del joven rey, lo hacían por sus propios intereses.
Nadie podía imaginar entonces que este niño ocuparía el trono más grande de la Península Ibérica, que se convertiría en el monarca castellano de más largo reinado desde 1158 a 1214 (56 años), y que conseguiría culminar el proceso reconquistador en la batalla de las Navas de Tolosa, reduciendo el territorio musulmán a los reductos andaluces. 

El 11 de noviembre de 1169 con 14 años alcanzó su mayoría de edad. La regencia llegaba a su fin y el rey asumía el gobierno de Castilla convocando a su nobleza a participar en una Curia en Burgos.
Desde este momento se inicia un largo reinado definido por unos objetivos claros: la recuperación de los territorios en litigio con Aragón, León y Navarra, algunos perdidos durante el enfrentamiento entre los Castro y los Lara y, sobre todo, la defensa del territorio frente al Islam y la ampliación a su costa.
El problema será que Alfonso no deberá enfrentarse a los decadentes reinos de taifas, sino al pujante imperio almohade surgido en territorio marroquí.

Sin hermanos ni hermanas urgía encontrar una esposa y garantizar la descendencia. La elegida fue una inglesa de nombre Leonor, hija de Enrique II de Inglaterra y de la reina Leonor de Aquitania, seguramente uno de los personajes más fascinantes de todo el medievo.

La crónica de los veinte reyes dice:
Ayuntó el rrey don Alfonso  muy lucida corte en Burgos, […] Que pues quel rrey avíe doce (sic) años de hedat, asaz era tiempo quel casasen. E supieron cómmo el rrey don Enrique de Inglaterra avíe una fija muy fermosa de nueve años que era por casar, que avíe nombre doña Leonor, e enviaron omnes buenos  […]  e pidieron la fija al rey [Enrique II de Inglaterra] , e él diógela de buenamente, e enviola mucho onrradamente para Burgos, donde fueron las bodas fechas e muy rricas, e muy nobles, …
Los esponsales tuvieron lugar en 1170 (14 años él y 10 ella) en Tarazona donde el rey Alfonso la fue a buscar. En las plazas se oía:

¡Qué bonito y qué donoso
Qué salado es el amor!

¡Don Alfonso y doña Leonor,
Unieron su corazón,
Para Castilla una suerte
Y, también, para Aragón!

Hemos dicho al principio que no queríamos olvidarnos de la reina Leonor. Llegó con 10 años lo que le hizo más sencillo aprender el idioma y amoldarse a las costumbres y modos del reino. Con Alfonso compartió 44 años de felicísimo matrimonio, e igualmente, su predilección por la ciudad de Burgos, en la que por su intercesión se fundó el monasterio de Las Huelgas en 1187 y el Hospital del Rey, en 1195, que en su tiempo se llamó Ospital de la Regina.
Era en Burgos, en los palacios de la Llana o en las dependencias del Castillo, antes de la construcción de los palacios cercanos al citado monasterio, donde la reina pasaba el tiempo que no acompañaba a su marido. Aquí recibió la noticia de la victoria de Las Navas. El mecenazgo ejercido e incentivado por Leonor de Plantagenet entre 1170 y 1214 elevó a Burgos, civitas regia vocata, a la condición indiscutida de caput Castellae.

Su bisnieto, Alfonso X, relata en la Cantiga 221 cómo el rey Alfonso funda el Hospital de Burgos y la reina Leonor el monasterio de las Huelgas. 

La crónica Latina de los Reyes de Castilla dice que Leonor era de elevadas costumbres, recatada y de gran prudencia. La Crónica General la define como de exquisita educación, sosegada y muy hermosa, gran limosnera, muy amable con su marido y que sabía honrar en su trato a todas las gentes del reino.
Y la Crónica de los Veinte Reyes:  
La dueña salió muy sesuda e mucho entendida e muy buena e muy loçana
Don Alfonso la honró toda la vida con amor y fidelidad nunca desmentidos. Se le atribuyen unos amoríos con una hermosa judía de Toledo, de la que dicen lo tuvo apartado del gobierno y de su familia siete años. Pero la mayoría de los estudiosos y eruditos en el tema apuntan a que no es más que una leyenda sin fundamento histórico.
El padre Flórez escribe: "los reyes de Castilla, fueron tan finos amantes, que no se separaron en la vida, en la muerte, ni en el sepulcro".

La Crónica de los Viente Reyes dice:
"Don Alfonso faziendo su vida buena e muy limpia con su muger doña Leonor ouo de fazer fijos en ella quales vos contaremos".
Tuvieron al menos diez hijos. El primero, Berenguela, diez años después de su boda.
  • Tres hijos varones: Sancho, Fernando y Enrique I
  •  Siete mujeres, de las que cuatro fueron reinas: doña Berenguela, reina  de León y de Castilla, madre de Fernando III el Santo – que unió definitivamente los reinos de Castilla y de León -, doña Urraca, reina de Portugal, doña Blanca, reina de Francia, madre de san Luis IX, y doña Leonor, reina de Aragón. Otra quinta infanta, doña Mafalda, la sexta Constanza, religiosa en Las Huelgas y doña Sancha que murió con dos años de edad.
 La otra actividad importante de su vida fue el juego político de luchas y alianzas con los reinos vecinos. Para un rey de Castilla del siglo XII y XIII la defensa de su territorio frente al Islam y la ampliación del mismo a costa del invasor musulmán era el primer y prioritario objetivo que se ofrecía a su reinado.
En 1172 con 16 años libró su primera batalla al frente de sus tropas en la defensa de Huete haciendo huir a las huestes musulmanas.
Desde aquí a 1195 - 23 años de actividad bélica – la estrategia de ambos bandos fue de desgaste del enemigo, sin que llegase a producirse ninguna batalla decisiva que acabase con el contrario.

Sin embargo en 1195 se produce un revés durísimo para las fuerzas castellanas en la batalla de Alarcos. El propio rey combatió en ella, pero no evitó el desastre.

En la versión castellana:
 “Los suyos dándose cuenta de que el peligro era inminente para toda España, lo apartaron del combate, aunque de mala gana y a regañadientes. Llegó pues a Toledo con pocos soldados, doliendo y gimiendo por la gran desgracia que había acontecido”
La versión árabe: 
“Fue el número de muertos de esta campaña unos treinta mil  […] sufrieron el martirio unos quinientos musulmanes y se escapó el maldito Alfonso bajo el filo de las lanzas con unos veinte jinetes… "

No hay mal que por bien no venga y con el botín conseguido en la batalla de Alarcos se construyó la mezquita almohade de Sevilla cuyo alminar es hoy conocido como Giralda.

Aprovechando este revés, Castilla fue atacada por un triple frente: por el sur por los musulmanes, por el oeste por el reino de León y por el este por el de Navarra.

Dejaremos al rey en tan duro trance esperando que pueda salir airoso de él. Pero eso lo sabremos en la próxima entrada.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario.