En nuestra biblioteca tenemos una importante colección de facsímiles y hoy vamos a presentaros uno de ellos que, por su tamaño e importancia, queremos resaltar. Se trata de la perfecta imitación (eso es un facsímil) de la obra: el Beato de Las Huelgas, que se conserva en The Morgan Library & Museum de Nueva York con la signatura Ms M.429.
Sí, queridos lectores, se trata de otra de las magníficas joyas literarias que “desaparecieron” de nuestro país, fruto de la venta a coleccionistas extranjeros.
En 1770 el padre Enrique Flórez todavía lo estudió en el monasterio de Las Huelgas donde estuvo hasta la Desamortización de Madoz. A partir de aquí solo se sabe que en 1910 lo compró John Pierpont Morgan para incorporarlo a su colección privada. Por lo que nuestro beato hoy vive en Nueva York.
En otra entrada dedicada a los Cartularios de Valpuesta habíamos resaltado la importancia de los facsímiles por permitirnos tener entre nuestras manos una serie de obras que, por tratarse de ejemplares únicos, generalmente no son accesibles al público.
Sepamos ahora
a qué se llama “Beatos”:
Con el nombre de Beatos se conoce a un corpus de manuscritos, mayoritariamente iluminados, que son copias del comentario al Apocalipsis, que a finales del siglo VIII (776 y 786) compuso, posiblemente, Beato de Liébana.
No se conserva el original u originales, sí conservamos múltiples códices y fragmentos manuscritos – en torno a 40 - que copiaron esa obra desde finales del siglo IX hasta principios del siglo XIII. Cada uno tiene el nombre donde se elaboró o donde se conservaba. (Sandra Sáenz-López Pérez).
Es un género librario específicamente hispano. Su estilo
pictórico está directamente relacionado con el resto de las miniaturas mozárabes,
aunque con una riqueza iconográfica sin precedentes.
Los Beatos se convirtieron en el códice más suntuoso y
prestigioso de todos los manuscritos hispánicos de estos siglos y muy diferente,
tanto por el lenguaje, como por las raíces, de todo lo que se produce fuera de
nuestra Península.
El contenido del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana se fue ampliando
y modificando a lo largo de los siglos en las diferentes copias, de modo que
los cambios introducidos revelan una tendencia a enriquecer el texto tradicional
y actualizar las imágenes de acuerdo con la evolución en las corrientes de
pensamiento y los gustos estéticos. (Elisa Ruiz García)
Sobre su autor, Beato, ignoramos casi todo. Sabemos que era un presbítero, que habitaba en el reino de Asturias, que quizás era monje y a lo mejor en el monasterio de San Martín de Turieno, más tarde llamado San Toribio de Liébana y que con casi total seguridad, se trata del autor de Comentaria in Apocalypsin realizado por primera vez en el año 776.
De
las obras de Beato solo puede deducirse que profesaba un milenarismo mitigado, que
esperaba como inminente el fin del mundo, pero admitiendo que la fecha exacta
solo dependía de la voluntad divina. (Miguel C. Vivancos).
También sabemos que tuvo agrios encontronazos con Elipando, arzobispo de Toledo. Este abrazaba la teoría, posteriormente declarada herejía, del adopcionismo, que consideraba a Jesucristo solo como hijo adoptivo de Dios. Por ello, Beato llegó a calificar al arzobispo como “testículo del Anticristo”.
Después del año 800 Beato desaparece sin dejar rastro, por lo que cabe presumir que murió por esos años.
El Apocalipsis es considerado uno de los libros más controvertidos y difíciles de la Biblia por la variedad de posibles interpretaciones en los significados de nombres, eventos y símbolos que se narran. Fue el último libro en entrar oficialmente en el Nuevo Testamento – en el año 382 - y todavía hoy su interpretación varía considerablemente entre las diferentes iglesias.
Tuvo una importancia fundamental en la iconografía medieval. Varios de los temas apocalípticos como: el cordero de Dios, los tetramorfos, el pantocrátor, los cuatro jinetes…, son fundamentales para entender el arte medieval.
A pasar de las connotaciones catastrofistas que
tiene en la actualidad, Apocalipsis es una palabra griega que significa
revelación, acción de desvelar una cosa que está oculta. Por tanto, sería la
revelación de Dios a los cristianos, a través del vidente Juan, de los grandes
misterios del fin de los tiempos. Lo que ocurre es que este autor hace estas
revelaciones a través de imágenes intencionadamente oscuras, que dificultan su
comprensión.
“Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús. En el día del Señor entré en éxtasis y oí detrás de mí una gran voz, como de una trompeta que decía: ‘Lo ves, escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias”. (Apocalipsis 1,9-11)
El Libro del Apocalipsis fue escrito por Juan, al que se conoce como el evangelista, a finales del siglo I y principios del s. II, cuando las persecuciones a los cristianos se hicieron más cruentas, sobre todo bajo el mandato de Domiciano.
Y Beato de Liébana considera que están viviendo en la Península, con la conquista musulmana, una persecución similar a la que sufrieron los cristianos del s.I. Por ello, lo que hizo fue recopilar, de diversos autores, lo que habían escrito acerca del Apocalipsis, haciendo lo que en terminología actual sería “un corta-pega fenomenal”. Lo que pasa es que le salió un comentario tremendamente farragoso, pero útil para comprenderlo y estimular a todos los refugiados en las montañas de Asturias a esperar el fin del mundo o el exterminio, por parte de los árabes, de la cristiandad en Hispania. (Miguel Vivancos Gómez)
El Comentario al Apocalipsis de Beato se convirtió en un “bestseller medieval” porque la lectura del Apocalipsis era obligada, bajo pena de excomunión, en el contexto litúrgico desde el IV Concilio de Toledo (633). Pero como dentro de los libros canónicos del Nuevo Testamento, era el más hermético, el de más difícil comprensión, necesitaba comentarios que lo explicaran y estos, además, se complementaban con expresivas imágenes que ayudan a comprender la historia y servían de anclaje para conservarla en la memoria.
Cada monasterio tenía su libro de comentarios con una doble finalidad: la de la formación de los monjes y la predicación a los fieles. De manera que a lo largo del siglo X, cuando iba avanzando la reconquista e iban fundando nuevos monasterios, cada uno de ellos necesitaba una copia de estos comentarios. De nuevo pasará en el siglo XII, cuando se extienda la reforma cisterciense y haya una nueva oleada de códices de Beato, que eran necesarios para los monasterios que se estaban fundando en ese momento y este será el caso del Beato de las Huelgas. (Javier Docampo)
Hablemos ahora de nuestro libro, el Beato de Las Huelgas.Se trata de la última copia completa de los Comentarios, así como la de mayor formato (520 x 330 mm) y una de las más suntuosas.
Consta de 184 folios de pergamino escritos en letra carolina minúscula, y 90 miniaturas enmarcadas, en tamaños que van desde toda la página, a un cuarto de página, a dibujos de una columna.
Es
el único beato que contiene dos colofones.
El
primer colofón se copió de un beato anterior del año 970 hecho en Tábara (Zamora),
confirmando así que el Beato de Las Huelgas lo utilizó como modelo.
El
segundo colofón, pertenece al propio manuscrito. Indica la fecha de
finalización en 1220, pero no se nombra ni al copista ni iluminadores ni a la
noble dama que lo encargó, a la que cita como “N”.
Esta noble dama ha sido identificada con la reina Berenguela, hija de Alfonso VIII y Leonor, fundadores de Las Huelgas. (David Raizman), pero, parece ser, que investigaciones recientes apuntan hacia Sancha García, abadesa de este monasterio en esas fechas.
Parece
probable que estuviera destinado a servir a la comunidad monástica de Las
Huelgas, donde era leído como parte de la práctica de la lectio divina (que consistía en la lectura, la memorización y la
contemplación de la Biblia), pero que
no fuera compuesto en su scriptorium,
de donde no se conocen otras obras. Se supone que pudo ser copiado en algún
monasterio del entorno burgalés, posiblemente San Pedro de Cardeña.
El estilo general de las miniaturas puede situarse en el contexto del avance de las tendencias bizantinas en Occidente a finales del s. XII.
Fueron realizadas por al menos tres pintores, dos de ellos claramente conectados con la ciudad de Toledo a principios del s. XIII, y el tercero se ha especulado con la posibilidad de que se tratara de un artista local, por ser el que más miniaturas realiza y curiosamente de menor calidad.
Desafortunadamente,
como hemos dicho al principio, el Beato de Las Huelgas pertenece a la
biblioteca y museo Morgan de Nueva York, pero, y aunque no sea lo mismo,
nosotros contamos con el facsímil, que puedes venir a contemplar en nuestro
archivo.
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