Puerta de San Esteban |
Continuamos con la historia de la
judería burgalesa. En la entrada anterior explicamos qué era una judería,
quiénes eran sus habitantes y sus condiciones de vida. Hablamos de los sentimientos
antijudíos reinantes en toda Europa durante la Edad Media y cómo este
sentimiento estaba tan asentado entre la población cristiana que, en ocasiones,
se producían ataques violentos contra las aljamas judías y sus habitantes.
En esta entrada veremos cómo se
desencadenó uno de estos ataques y las consecuencias que tuvo para la judería
burgalesa.
Antes de producirse ese ataque
que veremos, la judería burgalesa vio crecer el número de sus habitantes en los
primeros tercios del siglo XIV. Luciano Serrano lo achaca a la política
antihebrea de algunos reyes aragoneses y navarros que provocó reiteradas
emigraciones del elemento judío a tierras de Castilla. Aquí se encontraron con
que el rey Alfonso XI, que siempre amparó a los judíos contra el poder y
hostilidad de las Cortes y del pueblo en general, promulgó en 1348 un
Ordenamiento en extremo favorable a ellos. Esto hizo que la judería burgalesa
se viera crecer en este tiempo.
Pero no fue sino un canto de
cisne, porque al final de este mismo siglo la veremos prácticamente despoblada
y abandonada.
Entre los judíos que llegaron
procedentes de los reinos aragoneses, no podemos dejar de mencionar a la
familia de Salomón Ha Levi, que tras su conversión tomó el nombre de Pablo de Santa María y que llegó a ser obispo de Burgos y canciller
mayor de Castilla.
Hemos escrito ya varias veces que
la judería burgalesa quedó prácticamente despoblada de sus genuinos habitantes
incluso antes del Edicto de expulsión de 1492.
Veamos por qué.
Imagen de judíos. Cantigas de Santa María |
Por desgracia, estos tipos de
ataques sistemáticos contra los judíos no eran un hecho aislado, como venimos
contando, sino que se producían periódicamente en toda Europa.
Esto fue lo que sucedió en
España:
En marzo de 1391 estallaron las
primeras revueltas contra los judíos en Sevilla y Córdoba. Tres meses más tarde,
en junio, el furor antijudío se fue extendiendo por los reinos de Castilla y
Aragón y la población atacó masiva y salvajemente de nuevo las aljamas, asesinando
a los judíos, saqueando y quemando sus casas.
Sepades que yo he sabido cómo agora en estos días pasados en las muy nobles ciudades de Seuilla e Córdoba, por endusimientos e predicaciones que fiso [el] Arcediano de écija, que algunas de las gentes menudas de las dichas ciudades, como omes rrósticos e de poco entendimiento […] fueron contra los judíos que estauan en las aljamas de las dichas ciudades e mataron pieça de ellos e a otros robaron e a otros por fuerça finieron que se tornaren cristianos (HI-2959)
[porque siendo Burgos] cabeca de Castilla, todos los logares sosegarán del sosegó q. vos en esa cibdat pusieredes.
De todos
modos, los regios deseos expresados en la cédula real no encontraron
predicamento en nuestra ciudad, y en ese mismo año, la aljama burgalesa fue
saqueada y asaltada:
[…] e perdiéronse por este levantamiento en este tiempo las aljamas de Sevilla, Córdoba e Burgos e Toledo e otras muchas del Regno […] e los que escaparon quedaron muy pobres, dando muy graves dádivas a los señores por ser guardados de tan gran tribulación […] (Ayala, crónica 1391)
Judíos en la hoguera durante la peste negra. Liber chronicarum |
Al parecer y como explica el
propio rey en la citada cédula, el detonante de estos ataques masivos contra
las juderías y sus habitantes fueron las predicaciones antijudías del arcediano
de Écija, Fe rrán Martínez, confesor
de la reina. Y aunque es cierto que fueron las que iniciaron esta ola de
violencia, no hicieron sino azuzar un sentimiento que ya existía entre la
población cristiana, como venimos contando.
Un
sentimiento antijudío alimentado desde los púlpitos, desde las representaciones
artísticas o desde las publicaciones de la época. En ellas los judíos aparecían
representando todo lo negativo de la condición humana. Este método de
aleccionamiento era muy eficaz. Así, bastaba que se produjera un brote de
alguna epidemia o algo negativo, para que utilizasen al elemento judío como
chivo expiatorio y omes rrósticos e de poco entendimiento, como escribe
el rey, arremetiesen contra los que creían que causaban su mal.
Francisco Cantera nos dice que de
las actas municipales de septiembre de 1391, únicas conservadas en tal año, no
se deduce que se hubiese producido en Burgos el exterminio de la población
judía, como sostiene Amador de los Ríos. En ellas se recoge únicamente la
preocupación por las medidas a tomar en Burgos con motivo de la próxima reunión
de Cortes en ella. Una de estas medidas con respecto a la judería burgalesa fue
tapiar sus puertas.
[…] e mandárosles que cerrasen e tapiasen las puertas [...] que salen fuera de la judería. [..] a lo que los sobredichos [judíos] contestaron que les placía.(LA 1391)
HI-2960 |
[…] me fue dicho en cómo algunos omes rafezes de pequeño estado agora nueuamente se movieron a robar los judíos de la judería desa dicha cibdat […] Y los dichos judíos con temor de la muerte desampararon la dicha judería e fueron a poner en las casas de algunos omes buenos de la dicha cibdat. E por ende dis que fiso despoblada la dicha judería.
[…] E yo [Enrique III] mando e es mi merced que todos los judíos e judías que quisieren tornar a poblar e orar dicha Judería que tornen e le pueblen saluos e seguros […]
Estas persecuciones
y matanzas provocaron la conversión al cristianismo de casi un tercio de la
población judía española, un fenómeno hasta ahora no visto en ninguna comunidad
judía. Tanto es así, que
es
algo que no tiene precedentes en la historia judía.
Estas
conversiones darían paso a la figura del judeoconverso, pero esa ya es otra
historia. Solo señalaremos que estos nuevos cristianos persiguieron a los
miembros de su antigua fe con tanta saña o más que los cristianos viejos. Y así
lo atestiguan documentos como la citada cédula real HI-2961.
[…] e non osan entrar a morar a sus casas en la dicha judería por recelo que algunos que agora se tornaron cristianos los persiguen e les fasen muchos males.
[…] e non consintades que alguno ni algunos asy de los cristianos como de los conversos les fagan alguna sin rasón ni les premien y que se les tornen cristianos contra su voluntad […]
Pero a pesar
de estas reales voluntades, los judíos no se veían muy seguros de poder
regresar a sus casas de la judería por miedo a nuevos ataques y, como
consecuencia de ello, la judería burgalesa se fue despoblando. Naturalmente,
los nuevos cristianos ya no querían vivir en sus antiguas casas de la judería.
Una de las mayores preocupaciones de estos judeoconversos será alejar todo
atisbo de duda sobre su conversión a la nueva fe. Y a ser posible, borrar todo
su pasado judío.
Judíos vestidos con traje distintivo |
En 1481 el
Concejo de Burgos obligó a los judíos a vestir ropas con círculos rojos en los
hombros para distinguirlos de los cristianos:
que los judíos vesynos e moradores desta dicha ciudad e de sus arrabales e los que bybyesen e estovieren en ella trayan señales coloradas redondas de grandor de una dobla, publicas e descubyertas, puestas en los onbros, so la dicha pena que a los moros de suso está puesta (LA 1481)
En 1485 el
Concejo dispuso el aislamiento de la judería con cierre de puertas a horas
fijas y rigurosas, limitó la libertad de movimientos de los judíos, les
prohibió la entrada en casas de cristianos, la compra y venta de ropa vieja por
las calles de Burgos, la asistencia de judías a las cristianas en sus partos,
la venta de medicinas y perfumes, considerando como insulto el trabajo público
de los judíos en fiestas y domingos, días en que las puertas de la judería
debían permanecer clausuradas. (LA 1485. Francisco Cantera)
En 1488
también se les prohibió abastecerse de pan en los hornos cristianos.
Francisco
Cantera nos dice: “así se esfuma débilmente aquella pujante judería que tantos
días de gloria alcanzó desde los del Cid al año expulsorio de 1492”.
Así es, este
proceso de decadencia culmina con el Edicto de expulsión de los judíos
promulgado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492.
No pensemos
que este proceso de expulsión fue exclusivo de nuestras latitudes, por el
contrario ya se había producido siglos antes por toda Europa. En Francia en el
siglo XII y de nuevo en el XIV, en Inglaterra en 1290, en Austria en 1421, en
Parma en 1488…
En el Edicto
se concedía a los judíos que no quisieran convertirse, un plazo de tres meses
para la venta y enajenación de sus bienes, permitiéndoles sacar del reino todo
lo que pudieran llevar
Salvo non sacasen oro ni plata
Edicto de expulsión de los judíos. 1492 |
No se sabe a
ciencia cierta cuántos fueron los judíos que abandonaron España, la amada
Sefarad, tampoco cuántos abandonaron nuestra provincia, aunque diversos
estudiosos los cifran en unas 300 familias, que embarcaron en el puerto de
Laredo. Parece ser que la mayoría optó por convertirse y a juzgar por una
pragmática de los RRCC de 1502, pasaron a engrosar el gremio de ropavejeros.
Los rropavejeros de viejo que eran los nuevamente convertidos estaban mucho mejor en lo bajo [de la ciudad] que no en lo alto, a causa que había sido judería donde los mandaba poner […] (HI-3138)
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