El "cincuentón"

Todo equipo o club deportivo sueña con tener su propio estadio. Un escenario que contemple los grandes triunfos, que se identifique además con la ciudad y que congregue a gentes de cualquier ideología o creencia. Para los hinchas de un equipo es el campo de sus sueños.

El Plantío, pretendió ser ese campo de sueños para la ciudad de Burgos. Inaugurado en septiembre de 1964 fue alabado por todos los periódicos y expertos de la época que lo calificaban de extraordinario y como uno de los mejores de España. Hoy, cincuenta años después, se nos antoja que esa afirmación ya no es ni de lejos aplicable al estadio que hoy sobrevive, a pesar de ciertas reformas realizadas. Hace tiempo que no vive las glorias de acoger a un equipo en Primera División y los sueños se han congelado, quizá, en los fríos días de cualquier invierno burgalés vivido en sus gradas.

El primer testimonio de la práctica del fútbol en Burgos data de 1902. El periodista Mínimo hablaba de un sport inglés llamado Foot-Boll y animaba a los burgaleses a pasarse por el Parral para ver un partido de estos pelotaris. Apenas un par de décadas después este sport inglés había alcanzado tanta popularidad que el problema en nuestra ciudad era la falta de campos para disputar los partidos y los que había no cumplían las condiciones mínimas, como así denunciaba el Diario de Burgos:

“Las pésimas condiciones del campo, en donde ni por casualidad bota una sola vez franco el balón y corre el footballista en todo el momento el grave peligro de romperse una pierna.” (Diario de Burgos, 21 de abril de 1922) .

Estos campos eran los de Lilaila cercano al Barrio de Cortes, el del Prado de las Cárdenas, en Gamonal, el de la Barriada Obrera por Alfareros y el Stadium Dos de Mayo en la Barriada Militar.

Los aficionados al fútbol, que ya en estas primeras décadas eran muy numerosos, y los periodistas burgaleses, que ya hacían gran seguimiento a este deporte, coincidían en  afirmar que el hecho de no disponer de un campo adecuado, impedía la creación de un club que compitiese en torneos o categorías de relevancia. Por fin estas demandas obtuvieron su fruto en 1923 cuando se inauguró el campo de deportes de Laserna ubicado en la antigua Estación, a iniciativa de los empresarios burgaleses Santiago Moreno y Manuel Munguía

En ese mismo año se instituyó en el bar Arriaga la primera Junta Directiva del Burgos C.F con Munguía como presidente. Existían otros equipos en la capital: el C.D. Castilla o el Alfonso XIII, pero el Burgos era el que más entusiasmo despertaba en los periodistas:

“Cada día nos gusta más el Burgos C.F. y si sigue así será digno representante de la Cabeza de Castilla en lo que a foot-ball se refiere.” (Diario de Burgos, 5 de diciembre de 1922)

De todos modos, el campo de Laserna pronto mostró sus carencias. A modo de ejemplo diremos que al no contar con duchas, se utilizaba el arroyo cercano. No podemos imaginar lo que tendría que ser hacer uso de ese “vestuario” en pleno invierno burgalés.

Quizá por ello en 1931 se construyó el campo de Zatorre, en la zona del mismo nombre. En él jugaba como local el equipo Juventud del Círculo Católico y posteriormente se convirtió en el campo oficial de los principales equipos de la ciudad. El que fuera sede de esos equipos, o simplemente el paso de los años, trajo como consecuencia que a comienzos de los años sesenta este campo estuviera ya muy deteriorado y excesivamente apretado por el cerco urbanístico. Así se justifica en el expediente tramitado por la Comisión de Turismo e Instalaciones Deportivas para la denominación del nuevo campo deportivo Dos de Mayo cuya construcción en la margen izquierda del río Arlanzón, a la altura de la Barriada Militar, se proyectó en 1962:

“Es conveniente indicar que el problema que hoy nos ocupa [la construcción del nuevo estadio], surgió como consecuencia del lamentable estado que presenta el estadio de Zatorre, impropio de una ciudad de la categoría de Burgos, e impropio también de un equipo que milita en la Segunda División, cuyos contrarios comentan en los periódicos de sus respectivas localidades y en la prensa deportiva nacional, la vergüenza que supone nuestro campo, con el consiguiente desprestigio que ello representa para Burgos.”

El proyecto señala que el campo de deportes —el Ayuntamiento decidió darle el nombre de El Plantío, por ser éste el de la finca donde se ubica— ocupará una superficie de 24.000 m² y tendrá las siguientes instalaciones:

• Balón mano a once con unas dimensiones de 95 x 64 m
• Pista de atletismo con un perímetro de 350 m con un presupuesto de 350.000 pts
• Pista de baloncesto de 25 x 14 m., con presupuesto de 90.000 pts.
• Pista de balonvolea de 18 x 9 m., con presupuesto de 90.000 pts.
• Pista para saltos de altura y longitud, gimnasio y lanzamiento, situados a ambos lados del campo de baloncesto. Con presupuesto de 170.000 pts.

El 13 de septiembre de 1964 se inauguró oficialmente el Campo de Fútbol Municipal de El Plantío con un acto al que asistieron las autoridades y presidentes de distintas federaciones y con la bendición del Arzobispo, previo al partido de fútbol de competición oficial entre el Burgos C.F. y el Indauchu. Era el partido inicial de la temporada en el que ganó el equipo burgalés por 2-0. El delantero Pita marcó el primer gol del estadio.

La obra tuvo un coste total de 10.000.000 de pesetas y solo incluyó finalmente el campo de fútbol con sus accesorios correspondientes. Las instalaciones nombradas anteriormente y proyectadas en una segunda fase de construcción, no llegaron a ejecutarse. El terreno de juego tenía unas dimensiones de 103 x 65 m y su graderío una capacidad para unas 10.000 personas. Los medios de la época coincidieron en señalar que el campo era magnífico, tanto en su zona destinada al público como el campo en sí. Como muestra, lo que publicó el diario deportivo Marca el 12 de septiembre de 1964:

“Su aspecto es francamente extraordinario y en especial la tribuna amplia y airosa que ha de llamar realmente la atención. El terreno de juego ha sido realizado con un minucioso estudio técnico para evitar que en invierno se embarre o encharque […] En la parte Norte se ha construido una gran tribuna de 95 m de larga y forma trapezoidal con 22 filas de asientos, cinco palcos, tres cabinas para la retrasmisión de encuentros, palco para la prensa y un total de 3.500 asientos […] El techado de esta magnífica tribuna es de aluminio, lo que constituye una novedad en tal clase de construcciones.”

Tampoco faltaron algunas quejas. Entre ellas las de los socios de General, que en carta al Diario de Burgos el 29 de septiembre de 1964 protestaban por la falta de comodidades en esta grada:

“Los espectadores de la localidad de general, no hemos podido ver con comodidad el partido (inaugural) e incluso no poder movernos entre unas apreturas enormes, que estimamos hay que subsanar, pues si los espectadores de tribuna tienen derecho a comodidades, creemos también las merecemos los de general.”

Muchos han sido los acontecimientos que El Plantío ha contemplado en estos 50 años de historia. Lejos quedan esos años dorados de la remota década de los setenta cuando fue el escenario de un Burgos C.F. que militaba en Primera División —gozando del sobrenombre de "Matagigantes"—, categoría en la que también jugaría el Real Burgos C.F. a comienzos de los noventa. Por su césped pasaron entonces mitos como Johan Cruyff, Pirri, Iríbar —que tuvo que encajar hasta cinco goles bajo los palos burgaleses en un mismo partido—, Amancio… y como local el recordado Juanito. Estando en las filas burgalesas fue elegido como mejor jugador de la Liga en la temporada 1976-77.

Ahora el campo muestra los achaques propios de un “cincuentón” y el Burgos C.F., que ahogado por las deudas llegó a desaparecer para renacer en 1994, lucha ahora por permanecer en Segunda B.