El origen de esta celebración parece estar en fiestas paganas como las que se realizaban en honor a Dioniso o Baco, el dios del vino, las saturnales o las lupercales romanas, aunque algunos historiadores lo remontan a las antiguas civilizaciones sumerias o egipcias hace 5.000 años. Etimológicamente la palabra 'carnaval' parece provenir del término latino carne-levare, que significa 'abandonar la carne', es decir, cumplir con la prescripción obligatoria para todos los días de Cuaresma, aunque no puede afirmarse con rotundidad.
Las celebraciones se concentran principalmente en los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma.
En el Carnaval todo vale, es momento de ensalzar todo aquello que se
prohíbe el resto del año, es momento para entregarse a los placeres y a los
vicios. Por esta razón los que participan en él se visten con disfraces y tapan
sus rostros con máscaras, para no ser identificados.
El Carnaval tal y como lo conocemos ahora no aparece hasta bien entrado
el siglo XVIII y en Burgos (capital) no tenemos documentadas referencias a estas celebraciones hasta el año 1800. De hecho, el primer baile de máscaras tuvo lugar en
1835. En cualquier caso, no se trataba de una fiesta organizada por el Ayuntamiento u otras autoridades, sino de
particulares que solicitaban los permisos pertinentes para llevarlos a cabo.
De todos modos parece claro, a juzgar por el Bando Municipal que aquí se
presenta, que los burgaleses parecían disfrutar del carnaval ya en el siglo XIX,
entregándose sin pudor a esos excesos propios de esta fiesta hasta tal punto
que el Alcalde tuvo que tomar cartas en el asusto poniendo orden a los desmanes:
«1.ª En los tres días de Carnaval se permitirá andar por las calles con disfraz, careta ó máscara; pero se prohíbe llevar la cara cubierta desde las siete de la noche en adelante.
2.ª Se prohíbe el uso de disfraces que imiten trajes ó uniformes oficiales, religiosos ó militares; la representación de pantomimas contrarias á la moral, á las buenas costumbres y al decoro que el público se merece [...]
3.ª Se prohíbe asimismo á las máscaras ofender á las personas con insultos satíricos, bromas de mal género o expresión que ataque el honor y reputacion de las mismas, y usar palabras o ejecutar acciones ó gestos que puedan ofender á la moral o al decoro. [...]»
¡Viva el Carnaval!
A propósito del Bando del Alcalde Besson que acabamos de mencionar, se les enseña a los alumnos que participan qué es un Archivo y qué documentos guarda. Además, cada año se elige un motivo de debate y, siguiendo la tradición carnavalesca, la compañera que lo desarrolla se disfraza en consonancia.
En esta ocasión nos preguntaremos: Verdad o mentira… ¿nos engañan?. Las noticias que leemos
¿son reales? o ¡una broma¡ ¿Qué hay de verdad en las primeras? “Miénteme, Pinocho”…
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