viernes, 28 de noviembre de 2014

Santa Teresa de Jesús en Burgos (Parte II)

Continuamos con la historia que dejamos inconclusa sobre las andanzas de santa Teresa de Jesús en Burgos donde vino a fundar un nuevo convento de Carmelitas Descalzas el 26 de enero de 1582.
En la primera parte la habíamos dejado a ella y sus monjas instaladas en la casa de doña Catalina de Tolosa, su principal benefactora en Burgos.
Ahora, después de un mes de su llegada, la Madre y sus seguidoras se trasladan al Hospital de la Concepción en el barrio de San Cosme.
Continúa la negativa por parte del arzobispo Cristóbal Vela a otorgar la licencia de fundación y la santa, que no se rinde, sigue buscando alguna casa que pueda servir al propósito de instalar el nuevo convento.

Veamos cómo sigue:

lunes, 17 de noviembre de 2014

Santa Teresa de Jesús en Burgos (Parte I)

Si a la mayoría de nosotros nos pidieran nombrar tres santos que en el mundo han sido, casi con toda seguridad, entre los elegidos estaría santa Teresa de Jesús. Sobre esta mujer, ya conocidísima en su tiempo, se han llenado infinidad de páginas. Se le ha denominado «santa universal» y ha sido copatrona de España en tres ocasiones, la última en 1812 declarada por las Cortes de Cádiz.
Este año se cumple el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús y arranca el Año Jubilar Teresiano 2014-2015, que celebrarán especialmente todas las ciudades que tuvieron alguna vinculación con la santa. Una de esas ciudades es Burgos.
Santa Teresa estuvo en Burgos para lo mismo que en todas partes, para fundar. Y siendo Burgos, en tiempos de la santa, una ciudad tan principal, no podía olvidarla en sus propósitos. Aunque se dedicó a ella en la recta final de su vida, en 1582, pocos meses antes de su muerte.
La Fundadora vino a Burgos con una idea sencilla: llegar a la Cabeza de Castilla y recogerse en el domicilio de doña Catalina de Tolosa: al día siguiente, erigir la fundación canónica de la casa de tal señora, mediante la celebración de la santa misa y la lectura de las licencias del arzobispo, Cristóbal Vela y del padre Provincial Jerónimo Gracián. Inmediatamente recorrer la ciudad y elegir el sitio más a propósito y en él la casa más cómoda, que se trocara en un nuevo monasterio. Instalada y encaminada la nueva comunidad la Fundadora podría volverse a su base. Así de simples eran los planes, que como veremos, la postura de monseñor Vela se encargará de desbaratar.